Rojo, amarillo, rosa… En el mayor jardín de Europa, reconocido por cultivar los tulipanes tan característicos de Holanda, los colores inundan el paisaje. El Jardín Keukenhof, en las localidades de Lisse y Hillegom, se extiende a lo largo de 32 hectáreas donde conviven más de siete millones de tulipanes, narcisos, jacintos y bulbos en flor en un entorno plagado de lagos, molinos antiguos y fuentes.
El significado de Keukenhof («Jardín de la cocina») se atribuye a la noble Jacqueline de Baviera, a quien pertenecían los terrenos que rodeaban el castillo de Teylingen, porque al pasear por ellos los olores le recordaban a las especias que se utilizaban en la cocina de su palacio. Después de su muerte, los nuevos propietarios, el barón y la baronesa Van Pallandt, encargaron en 1840 a famosos paisajistas el diseño del parque. El resultado, espectacular. Utilizando las flores como eje central e inspirándose en el estilo de los jardines paisajísticos ingleses, dividieron el parque en cuatro zonas: Pabellón Oranje Nassau, Pabellón Willem Alexander, Pabellón Reina Beatriz y Pabellón Reina Juliana.
Actualmente, el Jardín Keukenhof es uno de los parques primaverales más bellos del mundo.
En los pabellones se pueden contemplar más de treinta exposiciones de plantas y flores y descubrir numerosas obras de arte expuestas entre las flores.
Sus 15 kilómetros de senderos invitan a pasear y relajarse con el colorido de los tulipanes, aunque existen más posibilidades: recorrer en bicicleta los campos de bulbos que rodean Keukenhof, navegar por los canales en la «barca de los susurros» -una pequeña embarcación eléctrica- o sobrevolar Keukenhof desde un avión Dakota para contemplar desde las alturas el paraíso multicolor.